A principios del siglo 20, toda la selva era virgen en Hacienda Barú. Con la primera ola de colonos vino la destrucción de grandes áreas de selva tropical. A medida que más personas migraron a la zona, se destruyeron muchos bosques y se plantaron pastos. En 1972, cuando se tomó la foto aérea a continuación, solo quedaron intactas la gran extensión de bosque lluvioso en la parte montañosa de Hacienda Barú y algunas parcelas de bosque dispersas en las tierras bajas, alrededor de 180 hectáreas. Para entonces, muchas especies de plantas y animales se habían extinguido localmente debido a la deforestación, la destrucción del hábitat y la caza furtiva. Esto incluyendo mamíferos como el jaguar, la danta, el chancho de monte, el águila arpía y el guacamayo, y árboles como el manú negro y el cedro bateo. La mayoría de las tierras bajas, alrededor de 150 hectáreas, estaban completamente deforestadas y la tierra se usaba para el cultivo de arroz y la ganadería.

La foto aérea que se muestra a continuación fue tomada en 1972

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Foto Aérea de 1972

El año 1979 marcó el final de ese ciclo de degradación y el reverso de la oscilación del péndulo. Fue entonces cuando los dueños de Hacienda Barú decidieron que la ecología de la selva tropical era extremadamente importante y que el ecoturismo tenía un gran potencial como alternativa económica. Comenzaron a tomar medidas para conservar y restaurar varias áreas de la propiedad. La restauración del hábitat comenzó en las tierras altas de la hacienda y, durante la siguiente década, se expandió a las tierras bajas donde las actividades de ganadería y agricultura fueron eliminadas gradualmente.

En 1990 se tomó la decisión de vender el ganado y restaurar toda la tierra a su hábitat natural. A medida que la naturaleza recuperó la tierra, los humanos echaron una mano, replantando especies de árboles que habían sido eliminados en los últimos años y creando corredores naturales sobre los cuales la vida silvestre podía migrar. Muchas especies de vida silvestre, incluidas las cuatro especies de monos costarricenses, el puma y el guacamayo han regresado a la hacienda. En 1995, el presidente de Costa Rica, José Figueres, firmó el decreto declarando oficialmente Hacienda Barú un Refugio Nacional de Vida Silvestre.

Hacienda Barú comenzó a ofrecer dos recorridos guiados en 1987, la Experiencia en el Bosque y la Caminata al Manglar. Con el paso de los años, se han agregado más actividades hasta que hoy en día contamos con cinco recorridos de observación de aves, dos tours de canopy, cuatro caminatas guiadas y un recorrido de camping durante toda la noche.

Las primeras dos cabañas disponibles para los visitantes de Hacienda Barú fueron antiguas casas de empleados que hemos remodelado y adaptado para alojar huéspedes. Cada cabaña tenía tres dormitorios, una pequeña cocina, una ducha y una terraza. Primero se ofrecieron en alquiler en 1990. Cuatro casas más se construyeron en 1993, estas con dos dormitorios cada una. Ese también fue el año en que construimos el restaurante y comenzamos a ofrecer algunos souvenirs. En el 2008, se agregaron las seis habitaciones con vista a la piscina, al igual que la piscina. Desde entonces, hemos estado trabajando para que todo sea más agradable con la esperanza de que las experiencias de nuestros huéspedes ocupen un lugar muy especial en sus recuerdos.

La foto aérea que se muestra a continuación fue tomada en 2016.

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Foto Aérea de 2016

Si está interesado en una historia detallada de Hacienda Barú y el área donde se encuentra, le recomendamos que lea el libro Where Tapirs and Jaguars Once Roamed by Jack Ewing.